La vagina y la vulva son zonas sensibles del cuerpo femenino. Están conectadas y forman parte de los órganos reproductores femeninos. Aunque la vagina se "autolimpia" gracias a la secreción de flujo blanco, las partes íntimas están sometidas a una amplia gama de tensiones, como los productos sanitarios, la humedad y la ropa. La flora vaginal y su pH se ponen a prueba, y pueden aparecer infecciones vaginales como micosis, gérmenes y hongos, que causan picor, dolor y malestar en las mujeres. Por eso es importante consultar con frecuencia al ginecólogo y detectar a tiempo estas afecciones.
Para tratar estas infecciones y enfermedades se suelen prescribir tratamientos ginecológicos convencionales, pero pueden contener ingredientes eficaces pero también perjudiciales para unas mucosas ya debilitadas.
Afortunadamente, existen productos alternativos de cuidado ginecológico natural con ingredientes de origen natural y orgánico para tratar estos trastornos, que puedes encontrar en Humasana.
Plantas medicinales como la manzanilla, la salvia, el árbol casto y el té verde pueden ayudar a regular las hormonas y aliviar los síntomas de la menopausia para un mayor bienestar.
Los aceites esenciales de lavanda, geranio, clavo y árbol del té pueden utilizarse para aliviar el dolor menstrual y pélvico. También tienen propiedades antifúngicas y pueden ayudar a eliminar los hongos responsables de las micosis.
Los probióticos pueden ayudar a mantener el equilibrio y reforzar la flora vaginal para prevenir las infecciones vaginales.
El aceite de coco tiene propiedades antifúngicas, calmantes y nutritivas que pueden aliviar el picor y el ardor.
La dieta también es una parte importante de los cuidados ginecológicos naturales. Recomendamos consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales, como verduras de hoja verde, fruta, frutos secos y semillas, así como productos lácteos ricos en probióticos para reforzar el sistema inmunitario y reequilibrar la microbiota vaginal.
Es importante tener en cuenta que los cuidados ginecológicos naturales no deben sustituir a la atención médica profesional en caso de enfermedad grave o síntomas persistentes. Siempre es aconsejable estar acompañada por el ginecólogo para controlar la evolución de los trastornos ginecológicos.