Las mascarillas faciales son productos cosméticos que se aplican sobre el rostro y se dejan actuar. Se retiran al cabo de cierto tiempo. Suelen estar elaboradas con ingredientes naturales que aportan beneficios específicos a la piel, proporcionándole un brillo saludable y un cutis radiante en muy poco tiempo.
Las mascarillas naturales son una alternativa ideal a los cosméticos químicos, que pueden resultar agresivos para la piel. Se elaboran con ingredientes de origen natural y principios activos naturales.
Existen muchos tipos de mascarillas naturales, cada una diseñada para satisfacer una necesidad concreta de la piel.
Las mascarillas en pasta, normalmente hechas de arcilla rica en minerales y oligoelementos, son las más utilizadas, se aplican en una capa gruesa y requieren aclarado. Cada mascarilla tiene su propia finalidad. La arcilla verde, por ejemplo, es famosa por sus propiedades purificantes y absorbentes, y está especialmente recomendada para pieles grasas y con acné. La arcilla rosa, en cambio, es suave y calmante, y se adapta bien a las pieles sensibles. La arcilla blanca, rica en minerales y sílice, es ideal para las pieles maduras y desvitalizadas. La arcilla roja es rica en óxido de hierro, ideal para iluminar un cutis apagado. Estas arcillas también pueden combinarse con otros principios activos para potenciar sus beneficios, como el carbón activado para desintoxicar la piel o el aceite esencial de menta para regular el sebo y cerrar los poros.
Las mascarillas de tejido (o celulosa) son un tipo de mascarilla facial lista para usar, empapada en una solución altamente concentrada de ingredientes activos para tratar una necesidad específica de la piel. Estas mascarillas pueden contener ácido hialurónico o aloe vera para hidratar y calmar, colágeno para reafirmar y combatir el envejecimiento, vitamina C para iluminar el cutis, té verde para una acción antioxidante...
Las mascarillas naturales son especialmente beneficiosas para las personas con piel sensible, ya que no contienen ingredientes sintéticos que puedan irritar la piel. También son respetuosas con el medio ambiente, ya que se elaboran con ingredientes orgánicos y no contienen sustancias químicas nocivas para la naturaleza.
Además, basta con utilizar una mascarilla facial natural una o dos veces por semana, según las necesidades y el tipo de piel, para que la piel recupere su belleza.