Los exfoliantes son cosméticos que limpian y eliminan las impurezas profundamente incrustadas en la piel que los limpiadores eliminan con dificultad, como las células muertas, y mejoran la absorción de otros productos para el cuidado de la piel. En una rutina de belleza, suelen utilizarse después de la limpieza para alisar la textura de la piel, reducir los poros dilatados, activar la regeneración celular, prevenir la aparición de granos, acné e imperfecciones, y reducir manchas y cicatrices.
Los exfoliantes y exfoliantes faciales naturales son cada vez más populares entre los consumidores preocupados por su salud y el medio ambiente. Estos productos se elaboran con ingredientes naturales y ecológicos y no contienen sustancias químicas ni ingredientes controvertidos, por lo que son mucho más saludables para la piel y el planeta.
Existen muchos tipos de exfoliantes naturales, cada uno adecuado para un tipo de piel.
Los exfoliantes naturales son productos que contienen granos, microesferas o partículas abrasivas de diversos tamaños, como posos de café, azúcar o polvo de hueso de albaricoque. Al masajear la piel con movimientos circulares, estas microesferas pulirán la piel para eliminar las células muertas. Este tipo de tratamiento es muy popular entre las pieles mixtas y grasas. La ventaja de los exfoliantes es que pueden activar la circulación sanguínea de la piel, estimulando la renovación celular y aportando luminosidad al cutis.
Los exfoliantes químicos o peelings naturales, en cambio, utilizan ingredientes con propiedades químicas para disolver las células muertas, como el ácido glicólico, un ácido de frutas (AHA) o el ácido salicílico (BHA), en lugar de raspar la piel. La ventaja de los peelings es que son suaves y no abrasivos, lo que reduce el riesgo de irritación y enrojecimiento de la piel, por lo que son ideales para pieles sensibles y dañadas.
Es importante elegir un exfoliante facial natural que se adapte a tu tipo de piel y a tus necesidades. Sin embargo, es importante no utilizarlos con demasiada frecuencia, ya que una exfoliación excesiva puede dañar la piel y alterar su equilibrio natural, ni exponerse al sol inmediatamente después de exfoliarse. En general, una o dos veces por semana es suficiente para obtener resultados visibles.