El agua floral de rosas es una solución acuosa obtenida de la destilación de los pétalos de rosa. Tiene fama de antienvejecimiento y se utiliza desde hace siglos por sus propiedades hidratantes, calmantes y perfumadas, gracias a su composición rica en vitaminas, minerales y antioxidantes.
El uso del agua de rosas se remonta a la antigüedad, cuando era utilizada por egipcios, griegos y romanos por sus propiedades terapéuticas y cosméticas. Las rosas se cultivaban por sus fragantes flores, que se utilizaban para fabricar aceite esencial y agua de rosas.
En la Edad Media, el hidrosol de rosas se utilizaba para perfumar edificios y ropa, así como por sus propiedades calmantes de la piel. En los siglos siguientes se popularizó en Europa, donde se utilizaba en cosméticos y perfumes.
Hoy en día, el agua de rosas está de vuelta. Se produce en muchos países del mundo, como Bulgaria, Irán, India y Turquía, y las variedades más populares son la rosa de Damasco y la rosa mosqueta.
Para garantizar su calidad y aprovechar al máximo sus beneficios, lo mejor es elegir el agua de rosas ecológica certificada de Humasana, libre de pesticidas y productos químicos.
Gracias a su alto contenido en vitamina C, el agua de rosas ecológica también puede ayudar a estimular la producción de colágeno, mejorar la elasticidad de la piel y reducir las arrugas y líneas de expresión, además de reducir las manchas de pigmentación e iluminar el cutis. También es rica en ácidos grasos esenciales, que ayudan a proteger la piel contra los daños causados por los radicales libres y calman las rojeces y la irritación.
El agua de rosas ecológica puede utilizarse sola como hidratante natural en spray o añadirse a otros productos como limpiadores faciales, tónicos, cremas y geles para potenciar sus efectos hidratantes.
Muy refrescante y perfumada, también puede rociar simplemente sus habitaciones para disfrutar de sus pronunciadas notas florales.